¿Se avecina una próxima crisis española?
A pesar de no poder predecir 100% lo que va a suceder en España, podemos comparar y analizar algunos datos macroeconómicos.
El PIB actualmente sigue siendo positivo. En 2018 fue del 2,6% y en 2019 aproximadamente de un 2,3%. En este año 2020, los estudios nos indican que aunque el PIB siga siendo positivo pero decrecerá al rededor de un 2%, lo que para la economía no es muy favorable ya que tiene que oscilar por arriba del 2%.
Su análisis, nos informa de que este crecimiento será cada vez menor, provocado por, el menor impulso que ahora proporciona la política monetaria, así como la moderación del crecimiento global. A esto último se añade el agotamiento de los flujos turísticos, condicionado por las menores tensiones geopolíticas de algunos países competidores. Además la reducción de demanda externa, es decir, por lo que otros países demandan nuestros bienes y servicios cada vez menos.
A nivel interno, se estima que la demanda doméstica embalsada durante el inicio de la recuperación económica se ha terminado de absorber, lo que se traducirá en una expansión del gasto menor.
Todo ello junto a los efectos negativos que se derivan de la incertidumbre sobre la política económica y de algunas de las medidas adoptadas recientemente, donde podemos resaltar el aumento del Salario Mínimo Interprofesional. Aun así, algunos factores contribuirán a contener la tendencia de desaceleración de la economía, entre los que destacan a nivel externo la revisión a la baja de los precios del petróleo y, a nivel interno, una política fiscal expansiva.
Las exportaciones, siguen creciendo pero a un ritmo menor ya que crecen a un 1,7% respecto 2019, pero aun así la cifra es menor que en 2018 ya que crecía un 2,9% mayor que en 2017. Otros indicadores económicos como la tasa de desempleo, muestra un mercado laboral que progresivamente va deduciendo la perdida de contratos nuevos.
Técnicamente no estamos en crisis porque eso significaría estar dos trimestres consecutivos creciendo por debajo de 0, es decir un crecimiento negativo del PIB. Y actualmente aunque estemos decreciendo estamos ante un crecimiento positivo, lo que nos sitúa ante un periodo de recesión económica y no podremos saber con precisión si desembocará en una nueva crisis o remontaremos a este periodo.
A nivel interno, se estima que la demanda doméstica embalsada durante el inicio de la recuperación económica se ha terminado de absorber, lo que se traducirá en una expansión del gasto menor.
Todo ello junto a los efectos negativos que se derivan de la incertidumbre sobre la política económica y de algunas de las medidas adoptadas recientemente, donde podemos resaltar el aumento del Salario Mínimo Interprofesional. Aun así, algunos factores contribuirán a contener la tendencia de desaceleración de la economía, entre los que destacan a nivel externo la revisión a la baja de los precios del petróleo y, a nivel interno, una política fiscal expansiva.
Las exportaciones, siguen creciendo pero a un ritmo menor ya que crecen a un 1,7% respecto 2019, pero aun así la cifra es menor que en 2018 ya que crecía un 2,9% mayor que en 2017. Otros indicadores económicos como la tasa de desempleo, muestra un mercado laboral que progresivamente va deduciendo la perdida de contratos nuevos.
Técnicamente no estamos en crisis porque eso significaría estar dos trimestres consecutivos creciendo por debajo de 0, es decir un crecimiento negativo del PIB. Y actualmente aunque estemos decreciendo estamos ante un crecimiento positivo, lo que nos sitúa ante un periodo de recesión económica y no podremos saber con precisión si desembocará en una nueva crisis o remontaremos a este periodo.
Comentarios
Publicar un comentario